lunes, 21 de diciembre de 2009

Si eres el invitado...


Cómo ser un huésped considerado

En estas fiestas y durante las vacaciones, probablemente tengamos muchas ganas de visitar a nuestros seres queridos para darles el abrazo de Navidad y Año Nuevo.

Al vivir en la época en la que la tecnología nos permite comunicarnos de manera efectiva, no existe una razón para no avisar cuando llegaremos a la casa de un amigo.

Si nos hacen una invitación ya sea a un desayuno, comida, cena o fiesta, es muy importante respetar la hora tanto de la llegada como de la retirada. No excedas tu permanencia, pero tampoco partas muy temprano. Utiliza tu sentido común y las señales del anfitrión.

Nunca lleves a un agregado a la reunión si únicamente has sido invitado con tu pareja, aunque tengas de visita de Singapur a tu hermana con su esposo y sea cómodo para ti llevarlos.

El anfitrión decidirá si asistirán niños. Si en la invitación no los menciona, seguramente no están incluidos. No solicites una excepción con los tuyos ya que el anfitrión puede sentirse presionado.

Tal vez te dé un “si” por compromiso, pero no sería justo para los demás invitados que tuvieron que rechazar la invitación o contratar a una niñera para seguir las reglas. También pueden darte un “no”, lo cual lo haría sentir incómodo y hacerlo pasar por un nada merecido mal momento al tener la atención de invitarte.

Jamás asumas que Fido o Rambo serán bienvenidos. En primer lugar, es muy importante considerar que existen personas con alergias a los animales. Por otro lado, si el anfitrión tiene mascotas, tal vez no sean afines con la tuya y, además, pueden haber ciertos inconvenientes por parte del anfitrión cuando tu mascota tenga que hacer sus necesidades.

Como invitado, el ofrecer ayuda al anfitrión cuando está solo, atendiendo, puede ser un gran gesto de cortesía e inclusive, una muestra de agradecimiento por el esmero de su recepción.

Si alguien te comenta: “a ver si un día van a nuestra casa de Valle…” no des por hecha la invitación.

“Si eres invitado por varios días, el adaptarte a la dinámica del lugar, ayudar a las labores y en los gastos, te hará sentir más cómodo y seguramente, tendrás una invitación abierta para el día en que desees regresar”.

Si se te invita por una semana, únicamente será una semana.

Para que seas el huésped que todos desean invitar, considera que probablemente en el lugar que visitas, no está permitido fumar. Coloca tu equipaje y prendas fuera del alcance de la vista y abstente de reorganizar el mobiliario de tu habitación. Tiende tu cama todas las mañanas a menos que sea parte del trabajo del personal doméstico. Si compartes el baño, procura no tardarte. Aunque no lo compartas, mantenlo ordenado y limpio.

El principal objetivo es que des las menores molestias.

Si puedes encender la televisión de tu cuarto, mantén el volumen bajo. Nunca tomes los videos o discos del anfitrión sin solicitarlos. Respeta la dinámica del lugar de tal forma que no interfieras en los horarios en los que se lleva a cabo la limpieza, levantándote dentro de los horarios que se acostumbran en el lugar, igualmente para el desayuno, la comida, etc.

Evita rondar por la casa o hurgar en cajones, muebles o lugares que sean parte de la intimidad de tu anfitrión.

Si utilizas tu teléfono celular, procura hacerlo en tu habitación o en alguna zona en la que no causes ninguna molestia. Si necesitas usar el teléfono de la casa, solicita permiso y sé breve en tus llamadas. Si son llamadas de larga distancia, adquiere una tarjeta telefónica para que los cargos se hagan en ella.

Es importante que consideres el informar a tu anfitrión sobre tus planes durante el día. Deja un número en donde te puedan localizar. Si regresarás a las 7:00, llega a esa hora. Si te retrasas, llama por teléfono para avisar. Nunca llegues con una visita sin haber consultado con anterioridad.

Devuelve pronto cualquier cosa que hayas pedido prestada. A la hora de partir, nunca te lleves nada que no te pertenezca.

Aún si tu estancia no fue tan placentera como esperabas, cuenta con una buena disposición y muestra agradecimiento a tus anfitriones por su esfuerzo. Despídete con calidez y envía una nota de agradecimiento en cuanto llegues a casa. Nunca menciones ningún inconveniente que hayas experimentado con tu anfitrión. Cuando platiques de tu estancia a una tercera persona, exprésate positivamente y enfócate a las cosas buenas que recibiste. Nunca comentes algún acontecimiento que pueda dejar en evidencia a quien tuvo la atención de darte hospitalidad en su hogar.

jueves, 17 de diciembre de 2009

¿Serás anfitrión? ¡Procura ser el mejor!


Estas fechas decembrinas nos invitan a festejar con los amigos, con la familia, con los compañeros y quizá nos corresponda ser anfitriones en alguna ocasión.

Desde el momento en el que nos comprometemos a tener invitados en nuestro lugar, también debemos adquirir el compromiso de ofrecerles una hospitalidad placentera.

“Los pequeños detalles hacen la diferencia”

Si durante la sobremesa decimos “puedo preparar café si quieren”, tal vez nuestros invitados no quieran causar molestias y no sugieran su preparación, pero sin embargo, si afirmamos “voy a preparar café o té, ¿alguien de ustedes desea? Entonces nuestros invitados se sentirán más cómodos y aceptarán.

Durante la botana, por ejemplo, es mejor no preguntar si alguien quiere comer algo, sencillamente debemos colocar los alimentos al alcance de los invitados para que se sientan con la libertad de servirse.

“Tus invitados no deben sentir que se deben ganar tu hospitalidad”

Si alguno de tus invitados es médico, evita enseñarle tu salpullido; o preguntarle al abogado cómo puedes demandar a tu exjefe. Recuerda que es momento de esparcimiento y tal vez quieran olvidarse de su profesión durante ese tiempo. Si deseas consultarles, entonces contáctalos posteriormente.

Nunca solicites a tu amigo el cantante o el pianista que dé un show, al menos que sepas que le gusta y que se sentirá cómodo haciéndolo frente al grupo de invitados.

Cuando eres anfitrión, tus invitados no tienen la obligación de ayudarte en la cocina, a menos que te lo ofrezcan y te sientas en confianza de aceptar dando las gracias sencillamente.

Las reglas cambian cuando tienes invitados por varios días. Entonces puedes esperar más apoyo o colaboración por parte de ellos durante su estancia.

Hay que dejar que los huéspedes realicen tareas sencillas que los hagan sentir que no se están imponiendo a ti para que puedan disfrutar mejor tu hospitalidad.

Asegúrate que tus huéspedes sepan que estás encantado de pasar tiempo con ellos, pero te cuidado de no abrumarlos con demasiada atención. Pregúntales si hay algo en particular que desearían hacer; sin embargo, tal vez quisieras seleccionar algunas actividades antes de su llegada, pensando en los intereses que tienen en común.


Como anfitrión considerado quieres que se den cuenta que no sólo estás planeando en su beneficio, sino también en el tuyo. Por ejemplo, puedes sugerir visitar la exposición en el museo que has querido ver desde hace tiempo. Este es el momento perfecto para ir, todos lo disfrutarán.

Alterna días con actividades y relajados. Saturar la agenda puede ser estresante y cansado tanto para ti como para tus invitados.

Tus huéspedes deben sentir que a pesar de estar en casa de alguien más pueden tener el control de su tiempo. En cuanto a la salida hacia algún paseo, podrías sugerir el ir juntos o el que tu huésped vaya por su cuenta si lo desea. Al mismo tiempo, siéntete libre de solicitar tiempo para ti cuando tengas compromisos que atender.

Para recargar energía, como anfitrión, algunas veces necesitarás darte un receso y estar solo. Asegúrate que tus huéspedes puedan encontrarte en caso de alguna emergencia, pero hazles hincapié en que necesitas tener tu espacio.

Finalmente, recuerda que tu objetivo al actuar como anfitrión, es lograr que conozcas mejor a tus invitados y reforzar los lasos. Nunca olvides escuchar y hablarles desde tu corazón.