Efectivamente, estuve observando a algunas en particular y poniéndome en el lugar del cliente, pues parecía que no trabajaban para esta empresa, ya que los profundos escotes, las faldas tan cortas y los pantalones tan ajustados no tenían congruencia con el negocio al que representan.
Siempre que vendemos cualquier producto es muy importante generar confianza y credibilidad para que el cliente lo adquiera, y más aún si se trata de negocios que involucren el manejo directo o indirecto de nuestro dinero, como es el rubro de tarjetas de crédito.
La imagen que proyectamos al momento de pararnos frente a un cliente puede tener una fuerte influencia en que la venta se logre o no.
Por ejemplo, si se trata de una empresa de cosméticos o de cuidados de la piel, es importante que la persona que venda estos productos tenga un cuidado especial, ya que lo primero que veremos antes de comprar el producto, es cómo luce su rostro.
Si acudimos con un nutriólogo que promete que bajaremos de peso “x” número de kilos al mes, lo primero que esperamos es que la persona luzca delgada, pues si notamos que tiene sobre peso, entonces su sistema de adelgazamiento carecerá de credibilidad.
La imagen que proyectamos es una herramienta fundamental para el logro de nuestros objetivos.
Es muy importante tener en cuenta que la primera impresión que demos al cliente será la llave para abrir una buena comunicación.
Generalmente, el departamento de ventas es la carta de presentación de la compañía ante el cliente, ya que el vendedor es quien tiene el acercamiento para promover los productos o servicios de la empresa a la que representa y así, debe contar con una imagen que tenga congruencia con lo que está vendiendo. Por lo anterior, es muy importante que tanto los directivos de la empresa como las áreas de ventas estén conscientes del código de vestimenta y de las reglas de cuidado básico que deberán tener en la imagen para que exista congruencia y credibilidad con los productos o servicios que ofrecen.
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