En nuestro vestir debemos tomar en cuenta la existencia de elementos dominantes y subordinados.
El aspecto dominante se presenta en prendas o accesorios de gran tamaño, con mayor relevancia y atraen mucho más la atención. Un punto subordinado es más pequeño, menos relevante, y con menos énfasis. Se encuentra presente en un área menor o tiene menor tamaño. Se utiliza para contrarrestar la parte dominante.
Por ejemplo, el tema dominante que comunica un traje, es probablemente, de negocios. El uso de colores apagados, telas firmes y sin estampados o estampados sutiles, puede ser suavizado con pequeños detalles para dar cercanía o calidez, como una corbata con sutiles estampados de amibas o en el caso de la mujer, con un collar pequeño de perlas.
Sin embargo, si se utiliza un traje a cuadros grandes, con camisa de rallas y una corbata con colores brillantes y notorios estampados, seguramente se suscitará un conflicto visual entre ellos.
En relación a la diferencia en cantidades, y en la jerarquía de dominante y subordinado, una pieza tiene que ser dominante y las demás gradualmente subordinadas. Es decir, entre una combinación de prendas de vestir y accesorios deben ir de mayor a menor.
La parte dominante no necesariamente se presenta en el área más grande. Puede ser un collar con piedras de colores o un medallón en un escote profundo.
A la hora de vestir, considera únicamente un punto de atención en la vestimenta. En ocasiones de liderazgo, que sea cerca del rostro.El enfatizar la muñeca con pulseras, la cintura, o el dobladillo con adornos es generalmente para eventos sociales.
¿Cómo identificar el punto focal?
Colócate frente a un espejo, entrecierra los ojos y observa tu atuendo. Ubica el primer lugar en donde se posiciona tu mirada, el siguiente y el siguiente. Si tu atención brinca de un área a otra, es probable que tengas elementos compitiendo entre sí.
Tal vez sea una tela, un accesorio o un estilo compitiendo con otro, y tengas que reemplazar algún elemento por otro que llame menos la atención, algo subordinado.
Si logras que tu ojo recorra suavemente tu atuendo y se posicione en un solo lugar, entonces no parecerás arbolito de Navidad.
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