lunes, 28 de febrero de 2011

¡Ama a tu cuerpo!

Estaba en el restaurante esperando a una amiga, y no había forma de no escuchar la conversación del grupo de mujeres que se encontraba en la mesa contigua, ya que hablaban con voces tan altas que hasta el chef podría enterarse de su plática.

¡Odio que se me haya colgado la panza, quisiera ponerme un bikini como antes! ¡A mí me choca que me hayan salido estrías, son horrrrribles! Y así podría irme con una lista interminable de adjetivos relacionados a lo “horribles” que se han vuelto sus cuerpos.

Con el paso de los años… con la llegada de nuestros hijos… nuestro cuerpo tiene cambios considerables, pero estos cambios físicos tienen que ir de la mano con nuestros cambios mentales y así, con los cambios emocionales.

Lo primero que debemos considerar es que efectivamente ya no tendremos el cuerpo que tuvimos cuando éramos adolescentes, en donde nuestras células y el sin fin de substancias que genera nuestro organismo estaban jóvenes, pero tenemos que aprender a aceptar los cambios que suceden cuando tenemos a nuestros hijos o con el paso de los años y entender que nosotros no sólo somos una apariencia física, también estamos dotadas de un sinfín de habilidades, talentos, emociones y vivencias que hacen que seamos lo que somos en la vida.

Dale a tu cuerpo lo que necesita.

Es normal que el cuerpo sufra cambios con el paso del tiempo y el aceptarlo no quiere decir descuidarlo. Dale lo que necesita. Una buena alimentación, un buen ejercicio; puedes procurar mantenerlo en buena forma sin necesidad de cirugías y teniendo una dieta balanceada, que además te hará sentir más saludable; pero lo más importante es que lo aceptes como es, porque es tuyo y porque tiene toda una historia de vida. Recuerda que es sólo un complemento de ti, y que hay otras cosas que te harán ser y trascender.

También considera que puedes utilizar prendas de vestir adecuadas para tu tipo de cuerpo y busca la ropa interior que te ayude a resaltar tus cualidades y a disimular “aquéllos gorditos”.

Un cambio positivo en la percepción que tienes sobre tu cuerpo te hará sentir mucho mejor y entender que cualquier diferencia que veamos en nuestro cuerpo después de veinte o treinta años, será parte de la encantadora historia de vida que tenemos para contar.

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