jueves, 29 de julio de 2010

La fuerza de la sonrisa


Mi amiga Marissa venía conduciendo su coche después de haber pasado por mí para asistir a un evento. Con la lluvia y la falta de funcionamiento de los semáforos, el cruzar hacia la avenida, era casi imposible. Los coches aceleraban hasta parecer vagón de tren con tal de no dejar pasar a los que querían incorporarse al nuevo camino. Semejaba a una epidemia de malhumorados, pues no se tomaban la molestia de mirar a quienes deseábamos cruzar. Finalmente, sugerí a mi amiga que sacara la mano del coche para solicitar que le cedieran el paso y que sonriera al conductor al mismo tiempo de pedirle que nos dejara pasar. Como por arte de magia, el coche en turno nos cedió el paso.

Muchas veces nos encontramos ensimismados y nos olvidamos que existen personas alrededor de nosotros a las que podemos dar los buenos días con una sonrisa y hacer que su momento sea más grato, además de que el efecto se regresa, pues en la mayoría de los casos, una sonrisa recibe a cambio otra sonrisa.

La sonrisa es la llave maestra de la cortesía. Nos brinda la oportunidad de recibir lo que solicitamos y de hacer más agradable nuestra permanencia en algún lugar. La sonrisa es portadora de una energía positiva que puede suavizar el semblante de una persona con el seño fruncido o bajar el malhumor de una persona que está pasando por un mal día.

La sonrisa es una puerta abierta que nos permite tener mayor cercanía con los demás de una
forma cálida y agradable; de iniciar una conversación cuando estamos haciendo una larga fila o cuando necesitamos que alguien nos ayude.

Con la sonrisa, abrimos un canal de comunicación en el que podemos dar y recibir, es la luz que emanamos cuando mantenemos una actitud positiva hacia la vida.

Recuerda que lo que obtengamos de los demás, dependerá de lo que nosotros demos y de la forma en que lo demos.

Y aún cuando te encuentres en un mal momento, la sonrisa será el interruptor que cambiará tu estado de ánimo.

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