lunes, 17 de agosto de 2009

La decadencia en la vestimenta formal

Opuesto a las creencias populares, el vestirse relajado en el lugar de trabajo ha generado una decadencia en la conducta y en la productividad, acompañado de un incremento en las demandas de acoso en el ámbito laboral.


Scott Kingdom, Director de la oficina de Chicago de Korn Ferry International, una de las firmas más importantes de búsqueda de ejecutivos (head hunters), experimentó, con el capital social de la oficina de Chicago, la vestimenta informal, durante el verano de 1999.


Su equipo gerencial detectó una notable actitud relajada y un incremento en el desalineado. Scott y su equipo decidieron regresar a todo el personal, a la vestimenta formal de traje, a partir del Día del Trabajo, en 1999. Desde entonces, la productividad en la oficina de Chicago se duplicó.
Como se predijo en 1995 en la publicación “America´s Going Down the Tube In a T-shirt”, frecuentemente la ropa relajada se acompaña de modales relajados, morales relajadas, productividad relajada y pérdida de individualidad. La investigación de Magee llegó a las siguientes conclusiones:


• Decadencia en el comportamiento ético.

• Decadencia en la buena educación y modales.

• Incremento en el lenguaje vulgar en las conversaciones

• Decadencia en la moral.

• Incremento en las acciones provocativas

• Decadencia en la productividad y en la calidad del trabajo en general.

• Decadencia en el compromiso y en la lealtad hacia la compañía

• Incremento de las quejas en Recursos Humanos.

• Incremento en pleitos

• Incremento en retardos.


La imagen profesional y actitud requerida por un 80% en el mercado se perdió.


La gente se ha ido a los extremos de lo aceptable al presionar por una política de vestimenta casual. El incremento de las quejas en relación a los problemas de higiene y las áreas expuestas del cuerpo (axilas, abdomen, pies) han dirigido la atención de los problemas de negocios hacia los problemas de comportamiento.


La gente ha presionado hacia los límites de las acciones aceptables una vez que las políticas de vestimenta informal fueron introducidas.La ropa considerada adecuada para el “antro” así como las prendas con leyendas ofensivas impresas, son utilizadas por los empleados.


En consecuencia, el aumento de comentarios, conversaciones, gestos, acciones provocativas y acoso que pueden considerarse ofensivos.


Jackson Lewis, la firma de abogados más grande de Estados Unidos, especializados en asuntos de empleados, realizó una encuesta a más de mil ejecutivos de recursos humanos que implementaron la política de vestimenta informal. Ellos reportaron un incremento del 30% en el flirteo, contribuyendo al incremento en demandas de acoso sexual. La tención entre los empleados y las quejas (oficiales y no oficiales) crecieron.


Todo esto hizo que se perdiera el foco de para qué fueron contratados.


Investigaciones en psicología, sociología, familia y ciencias del consumo, muestran una directa correlación entre la forma de vestir y el cómo sentimos, pensamos, actuamos o nos comportamos y la reacción de los demás hacia nosotros.


La ropa comunica al individuo con otros. Nuestra vestimenta puede actuar a favor o en contra de nosotros. La vestimenta casual en el lugar de trabajo puede trabajar sólo si el ambiente está estructurado con los límites apropiados en la definición de “vestimenta casual”, y el mensaje que conlleva para uno y para otros.


Fuente: Conselle Institute of Image Management

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